Si hay acaso una excelente oportunidad para disfrutar de la familia, pues este este es el tiempo de las vacaciones.
Una pausa en las actividades rutinarias del trabajo, de las escuelas de los niños, entre otros tantos beneficios, nos deja disponible un tiempo distinto, sin urgencias, relojes, ni obligaciones.
Que buen momento para echar mano a la música, ese gran recurso, para generar encuentros, risas, alegría.
En la playa, durante el viaje, en la montaña, en la propia casa, la música puede invitar a infinidad de juegos compartidos con toda la familia.
Podemos jugar a las adivinanzas, proponiendo descubrir el nombre del intérprete de una canción, o del autor de la misma. Podemos pausar la reproducción de la misma, desafiando a que alguien al azar, deba continuar cantándola.
Otro juego divertido es el “Canto enganchado”. Aquí, una persona empieza a cantar lo que guste y repentinamente, interrumpe el canto en una palabra terminada en vocal. La dinámica consiste en tomar esa última vocal como primera vocal de una nueva palabra perteneciente a otra canción y seguir cantando.
He visto a una familia completa, padres, abuelas, niños de toda edad y amigos de vacaciones, juntarse a la tarde después de un día de sol y piscina, para preparar una teatralización absurda y alocada, de una famosa ópera de Mozart: “La flauta mágica”
Armar una lista de canciones y luego proponer la creación individual o colectiva de coreografías, consignando por ejemplo la utilización de elementos, vestuario, accesorios diversos, puede ser también motivo de un momento placentero.
Y sentarse a escribir canciones, a partir de melodías conocidas, que relaten anécdotas de un día de caminata, o de vivencias en la Playa, también es una oportunidad de reír, de jugar y guardar para siempre esos momentos compartidos durante las vacaciones.
Cuando hagan las maletas, no olviden el cepillo de dientes, los documentos y todo lo demás, pero especialmente les sugiero que no olviden de llevar Música.
Por Daniel Allaria Oriol
Anónimo
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